viernes, 18 de febrero de 2011

Estoy muy orgulloso de mi hijo y de su camiseta de la #megagalleta

Las redes sociales tienen estas cosas. Hace pocos días hablaba de la satisfacción que produce el participar en una loca y deliciosa iniciativa surgida en la red. Hoy estoy muy triste por las repercusiones que tiene la errónea interpretación de otras iniciativas. Para quien no esté al tanto la cosa es así de sencilla:
  • En Twitter se comenta, entre blogger culinarios, la receta de la gran galleta de la Web 101 Cookbooks. Se comienza a utilizar el hashtag #megagalleta.
  • De éstos comentarios surge la iniciativa de cocinar una #megagalleta y publicarla en los correspondientes blog el día 15 de febrero. En el blog El Monstruo de las Galletas se hace pública esta convocatoria con el post "La #megagalleta, ¿te apuntas?".
  • Otros blog culinarios muy reputados, como el de El Comista, se hacen eco: #Megagalleta, la iniciativa.
  • El día 15 de febrero de 2011 florecen #megagalletas en muchos blog. En el post "Gran cookie de toblerone en cazuela. Mi #megaGalleta", El Monstruo de las Galletas recoge casi 50 enlaces a #megagalletas ese día y más se suman en días posteriores. La iniciativa ha sido un éxito y muy divertida.
  • En los comentarios del citado post del blog de El Monstruo de las Galletas, Fabi propone: "Deberíamos hacernos unas camisetas que pongan 'Yo también hice la #megaGalleta' o algo parecido".
  • Comento esta idea con mi hijo (17 años, estudiante de segundo de Preimpresión en Artes Gráficas). El ya ha hecho algún diseño de camisetas para amigos y familiares que nos han gustado mucho. Me propone la idea de hacerme la camiseta que aparece en la foto del comienzo de este post. La idea me gusta y (este fue mi gran error) la comparto, festivamente; con todos a través de Twitter.
  • El primer comentario que recibo es de @Pintxo: ":D que chula!" Entonces (mi segundo error) me ofrezco a que si alguien quiere le podemos hacer una igual y mandársela a casa.
  • Mi hijo trabaja hasta las tantas para terminar una iniciativa que había comenzado de hacer un sitio en la Web para la venta online de camisetas y, con este motivo, encontró el impulso para terminarlo. Con toda la ilusión del mundo me lo ensaña esta mañana. Me comenta los precios que ha conseguido para que nos salgan baratas las camisetas y que él (sin ganar nada a cambio, más que el prurito de haber puesto a nuestra disposición su creatividad y su trabajo) se encarga de: el diseño (la idea de la camiseta es suya), recopilar las solicitudes, encargar las camisetas, embolsarlas y mandarlas por correo a todos aquellos que lo soliciten.
  • Yo, en plan orgulloso padre, cometo otro nuevo error comunicando que mi hijo ha puesto en la Web a vuestra disposición este servicio y que ha conseguido un precio más que razonable para una camiseta personalizada y única que os mandaría a casa: 22€ (de los que él no se queda ni un céntimo, todo por la cara, porque me quiere y porque le ha encantado la #megagalleta que le he cocinado).
  • Cuando comunico la noticia @Pintxo comenta en Picasa: "Ofu! :D Si lo llego a saber hago la patente de la marca #megaGalleta :D". Y, casi a la misma vez , comenta en Twitter: "Si a unas personas se le ocurre una idea graciosa -> #megaGalleta Por qué a otras se les ocurre hacer negocio? -> 22€ http://ht.ly/3YV4J".
  • Trato de explicarle que no hay lucro ni negocio en ofrecer la posibilidad de hacerse una camiseta, pero los comentarios en Twitter se disparan hablando de que alguien se quiere lucrar con todo esto.
  • Mi hijo pone en su Web, a disposición de todos y para libre descarga, el archivo con el diseño que ha hecho para mi camiseta.
  • Yo pido, en una serie de mensajes en Twitter, mil disculpas por no haberme sabido explicar bien y que se haya mal interpretado nuestra intención, que siempre ha sido solamente divertirnos con la #megagalleta.
  • El final es que tengo que ver a mi hijo (17 años) abatido porque su ofrecimiento altruista, su primera iniciativa de edición de camisetas más allá de amigos y familiares haya terminado una tremendo malentendido.
En nombre propio y en el de mi hijo pido disculpas a todos los que podamos haber hecho algún daño, que no teníamos intención de provocar (todo lo contrario, queríamos divertirnos y ayudar a divertiros).
Por supuesto, mi camiseta, que ya está encargada, la luciré con orgullo. Porque estoy muy orgulloso de mi hijo y de la divertida camiseta que me ha diseñado para celebrar que el día 15 de febrero de 2011 un buen número de simpáticos y deliciosos locos blogeros culinarios decidieron hacer una #megagalleta.

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