lunes, 21 de abril de 2014

Focaccia de garbanzos con brócoli y provolone

Comentario previo:

A veces uno se mete en la cocina sin saber exactamente lo que va a hacer y acaba haciendo cosas como esta extraña focaccia, cuya masa tiene la peculiaridad de estar hecha con garbanzos cocidos, cebolla cruda, ajo y vino blanco. Mi primera intención iba en dirección a elaborar una especie de falafel a la plancha, pero pronto me di cuenta que aquello no tenía visos de acabar en el resultado que yo quería. Sobre la marcha revisé intenciones y acabé haciendo una masa panificable, dispuesta a fermentar y disponer de unas cuantas horas para pensar qué hacer con ella. El final ya es conocido, en la foto queda plasmada la foccaccia que resultó y de la que he salido muy contento.

No siempre estas historias acaban felizmente. En otras ocasiones el resultado ha acabado en el cubo de la basura, por ser incomestible. Pero hay ocasión para todo y, en este caso, el final fue feliz y puedo traerlo a este blog para que lo conozcáis.

No sé si alguien ha hecho algo similar con garbanzo cocido. He visto cosas parecidas con harina de garbanzos o focaccias con puré de garbanzos por encima. Me gustaría saber si alguien ha experimentado algo similar y cuál fue su resultado. Así que estaré muy contento de recibir cualquier comentario al respecto.

Pese a lo que parezca, el muy sencillo y precisa poca dedicación directa, aunque sí precisa mucho tiempo por el tema de las fermentaciones. A ver si alguien se anima a hacerlo y me cuenta que tal le ha quedado y si le ha gustado.

Ingredientes:

Para la masa:
  • 200 g. de garbanzos cocidos.
  • 50 g. de cebolla ecológica de Freshvana.
  • 1 diente de ajo ecológico de Freshvana.
  • 100 ml. de vino blanco (Rioja).
  • 1/2 c/s (cuchara sopera) de orégano.
  • 3 g. de sal marina.
  • 150 g. de harina panadera recia.
  • 100 g. de harina de fuerza.
  • 3 g. de levadura seca.
Para el relleno:
  • 150 g. de brócoli ecológico de Freshvana, cocido al vapor.
  • 250 g. de queso provolone.
  • 4 c/s de salsa de tomate (o tomate frito).

Pasos:

  1. Poner en el vaso de la batidora los garbanzos cocidos, la cebolla y el ajo limpios y troceados, el vino, el orégano y la sal. Triturar todo hasta que quede una papilla fina, bastante líquida.
  2. Verter la papilla en un cuenco y agregar las harinas y la levadura. Mezclar hasta formar una bola de masa. Llevar a la mesa de trabajo y amasar durante unos 10 minutos. Bolear y dejar reposar un par de horas para que haga la primera fermentación.
  3. Sacar el gas a la masa aplastándola contra la mesa de trabajo. Plegar y volver a bolear. Hacer otro reposo similar (en mi caso la envolví en film transparente y la lleve al frigorífico para que fermentara lentamente durante toda la noche).
  4. Volver a quitar el gas de la masa apretándola contra la mesa. Extender en forma de disco con un grosor de más de 1 cm. Procurar que los bordes queden más abultados que el centro de la masa.
  5. Rallar el queso provolone y distribuir por encima de la masa que tenemos extendida. Colocar sobre el queso los ramilletes de brócoli, previamente cocidos al vapor, y terminar distribuyendo sa salsa de tomate sobre lo anterior.
  6. Llevar al horno, caliente a 200º con calor arriba y abajo, y hornear durante 25 a 30 minutos. 
Así queda el corte de esta focaccia de garbanzos con brócoli y provolone

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