- 350 gr. calabacín (una pieza mediana).
- 1 huevo (de los XL).
- 50 ml. leche desnatada.
- 2 cucharadas de queso parmesano rallado (unos 25-30 gr.).
- 35 gr. harina de trigo normal.
- 10 gr. aceite de oliva virgen extra.
- 1/2 sobre de levadura Royal.
- Sal (al gusto, pero que sea más bien escasa ya que el parmesano aporta su sabor salado).
- Aceite para untar el molde.
- 15 ó 20 gr. queso parmesano rallado para espolvorear sobre el pastel.
Pastel:
- Poner a precalentar el horno a 190º. Lavar el calabacín y cortarlo en lonchas de 2 ó 3 mm. sin pelarlo (yo lo hice con la mandolina para que me salieran todas iguales).
- Batir en un bol el huevo hasta blanquear. Añadir el resto de ingredientes (la leche, el queso, la harina, el aceite y la sal) hasta que se forme una mezcla homogénea.
- Engrasar con aceite un molde de horno (yo los uso de silicona, que son muy prácticos y se lavan fenomenal).
- Añadir a la mezcla las lonchas de calabacín y procurando que éstas se unten por todos lados. Colocar todo en el molde de horno, de manera que las lonchas de calabacín queden en capas y todo bien untado por la mezcla. Espolvorear queso parmesano recién rallado por encima y meter en mitad del horno a 190º durante 50 minutos.
- Sacar del horno cuando esté bien dorada la superficie y dejar sobre una rejilla hasta que se enfríe lo suficiente para poder desmoldarlo.
En la receta original, en Cuinant, el pastel toma más altura y se transforma en un milhoja, además de ir perfumado con azafrán. Yo pienso probar a hacerlo de esta forma, pero he tratado de buscar un pastel donde el parmesano tuviera más protagonismo y la costra dorada de la parte superior tuviera una presencia destacada.