lunes, 21 de mayo de 2012

Tartaletas de calabaza y feta

Comentario previo:

Esta receta está inspirada en una del libro "Mi primera comida vegetariana" de Alice Hart. Concretamente en las "tartaletas picantes de calabaza y queso feta" (página 64), lo que pasa es que yo las he adaptado a los ingredientes disponibles en casa. Así, como no tenía harissa y sabía que el picante no iba a tener buena aceptación, me decidí por algo más suave, pero no menos gustoso como el zumaque (o sumac). Tampoco disponía de masa de hojaldre, así que me decidí por masa quebrada, que es un buen soporte para las tartaletas. En la receta se cita queso fresco, sin más especificación, y yo he usado queso crema de cabra.
Por lo demás, creo que he sido bastante fiel al resto. El resultado ha sido muy apreciado. Pero, como suele ocurrir en estas recetas donde se mezclan sabores dulces y salados, ha habido opiniones encontradas sobre la dominancia de uno u otro y la necesidad de potenciar el contrario. Es algo habitual y cada uno defiende lo que más se acerca a sus apetencias.
Yo he usado una bandeja especial para tartaletas pequeñas (que compré en un comercio chino por 1€), pero puede utilizarse cualquier otra opción. Incluso se puede hacer una sola tartaleta grande que luego podemos cortar como si fuera una especie de quiche.

Ingredientes (para 10 tartaletas de unos 5 cm. de diámetro):

  • 250 g. de calabaza limpia (sin piel ni semillas).
  • 1 c/s (cuchara sopera) de AOVE (aceite de oliva virgen extra).
  • 1 huevo (tamaño L).
  • 1 c/c (cucharita de café) de zumaque o sumac.
  • 2 c/s de queso crema de cabra.
  • 60 g. de queso feta.
  • 200 g. de masa quebrada (puede comprarse fresca). 
  • 1 c/c de hojas frescas de tomillo.
  • Sal.
  • Pimienta negra recién molida.

Pasos:

  1. Cortar la calabaza en trozos de medio centímetro de grosor (no importa demasiado como queden, ya que se desharán bastanten durante la cocción). Embadurnar los trozos de AOVE, colocarlos en una bandeja de horno y salpimentarlos generosamente. En horno caliente a 200º, cocerlos durante 25 minutos, hasta que la calabaza quede tierna.
  2. Mientras tanto, batir el huevo y añadirle el zumaque y el queso crema, hasta que todo quede bien integrado.
  3. Cortar por la mitad el queso feta. Una mitad cortarla en 10 dados y la otra desmigarla sobre la mezcla de huevo, zumaque y queso crema. Batir bien la mezcla.
  4. Con la ayuda de un corta pasta o el borde un un vaso de cristal fino de unos 6 cm. de diámetro, ir cortando discos de pasta y colocarlos sobre el molde (si hiciera falta, engrasar un poco el molde con AOVE o mantequilla). Antes de poner sobre la masa el relleno, pinchar con un tenedor el fondo de la masa.
  5. Verter una cucharada de la mezcla sobre cada trozo de masa, poner sobre esta un trozo de calabaza y terminar con un dado de queso feta en cada tartaleta. Espolvorear con pimienta negra recién molida y las hojas frescas de tomillo. No no es necesario poner más sal, ya que el queso feta es salado y la calabaza ya lleva su dosis.

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